Thursday, January 31, 2013

La Tostodisea - Parte 1

Extracto de "La Tostodisea" (400 a.C., Cesartico)

[...]

Observo mi reflejo en el acabado de cromo de la bestia que en este día, siendo testigos silenciosos la sanduchera y la olla arrocera; sera aniquilada por la fuerza de mi valentía. Me acerco sin acecho alguno, esta es una batalla que deseo confrontar de forma directa, quiero la memoria de su rostro al su vida ser tomada por mis manos. Al verme no se sorprende, con una sonrisa confiada se digna a hablarme.

- ¿Quien diría? Te reconozco por tus bordes oscurecidos, eres Tostodiseo. El único que ha escapado de ser cocinado por mis poderosas llamas ha vuelto para permitirme concluir con su destino.


Lo que la bestia exclamo era verdad. Hace ya mas años de los que me he tomado la molestia de contar, tuvimos nuestro primer encuentro...


Mi madre ya conocía su futuro, era una rodaja de pan muy sabia. Antes de ser llevada ante el fuego, me advirtió que no intentara ir por ella. No le hice caso, todo habría sido diferente si la hubiese obedecido.
Al ver como su cuerpo fue extraída de las llamas, mi mente no lo pudo aceptar. Su antes suave textura llena de vida se encontraba ahora muerta, oscurecida y rígida.
Me lance imprudentemente ante el culpable de aquella crueldad, en pocos segundos me encontraba en el infierno de Tostadorus. No me deje vencer por el intenso calor, no acepte mi supuesto destino. Logre salir de aquel compartimiento de tortura y corrí lo mas veloz posible, sintiendo en cada paso un increíble dolor.
Fui dejado a mi suerte por los demás, considerado un tonto por huir de lo inevitable. Mi color oscurecido y mi textura solida me marcaron, fui excluido cuando debí haber sido considerado un héroe.

Todo eso cambiara en este momento.

- No sera igual en esta ocasión Tostadorus, mis bordes has oscurecido pero mi espíritu has puesto en llama. Comienza a rezar a tu fabricador, ¡tu garantía se ha acabado al igual que tu malicioso dominio en esta cocina! - exclame sin titubear, no hay dudas en mis motivos.

- Tus ilusiones te acompañaran a la tumba Tostodiseo. Me han enfrentado panes integrales y blancos sin bordes, todos han terminado con sus cuerpos y espíritus chamuscados. Soy el verdugo y monarca de este lugar, una rodaja regular como tu no posee amenaza ante mi supremo dominio. ¡Poseo una potencia de 1200 vatios, al terminar esto no quedara de ti nada mas que cenizas! - habiendo dicho esto, lanzo su cable hacia mi.

La batalla comenzo, solo quedara uno en vida. Madre perdoname.

CONTINUARA...


Sunday, January 27, 2013

Memorias: El travieso Corey

De mis memorias de escuela primaria en los Estados Unidos, mi favorita tiene que ver con lanzar papel higiénico hacia el techo de un baño. Antes de que conozcan esta historia, tienen que conocer quien fue el que me enseno a realizar este extraño acto. Dejenme contarles sobre el travieso Corey.

Corey era compañero de clases de mi hermano cuando el estaba en el segundo grado y yo en el primer grado. Era un pequeño niño rubio y la definición de una pesadilla para los maestros: mal alumno, relajoso, agresivo, entre otros. Según recuerdo, mi hermano ayudaba a su maestra a mantener a Corey bajo control. Mi hermano nos contaba en la casa sobre el travieso niño, fue así que llegue a conocer de el.

Por asuntos que nunca cuestione, pues parecieron obvias, Corey fue retornado a mi curso en el primer grado, para horror de mi maestra. Ahora era mi compañero y supongo que por la buena reputación de mi hermano me fue asignado su mismo rol de vigilante del pequeño demonio.

- Tu eres hermano de Joshua, ¿verdad?. El es buen amigo mio.

Parecía tranquilo y amigable, pero aquella opinión solo me duro la mitad del día escolar. Era todo lo que había escuchado y aun mas. Se comportaba de forma grosera con todos, excepto conmigo. Llegue a ser el único amigo de Corey, lo cual era raro porque a la vez era su guardián, o al menos debía serlo. No cumplí mi responsabilidad en verdad, lo dejaba hacer lo que quisiera mientras no hubiera ninguna autoridad cerca, sabia que si llegaban a descubrirlo siempre lo podría culpar a el de todo.

Un día me toco acompañarlo al baño, debía asegurarme que no escapara o cometiera cualquier fechoria. Al llegar, (eran baños grandes, estilo publico con varios cubículos) Corey cogió un puñado de papel higiénico, lo mojo en el lavamanos y lo tiro al techo, la masa de papel y agua se quedo pegada.

- Esto lo hacíamos tu hermano y yo - dijo Corey - intentalo.

Sabia que estaba mintiendo, pero aun asi lo hice. Me costo un par de intentos hasta lograrlo, pero aquella masa quedo en el techo.

Todo esto sucedió a lo largo de dos semanas, en este tiempo intente acercar a Corey hacia los demás compañeros de clase, pero había rechazo de ambos lados. Al final de este tiempo Corey se fue, no se que habrá pasado con el. Recuerdo a su mama cuando llegaba a buscarlo o a responder por algún problema, era agresiva igual que el. Discutía con la maestra y tenia apariencia de drogadicta.

Corey se había ido y al parecer todos estaban mas tranquilos en el salón de clases, especialmente la maestra. Un tiempo después me toco acompanar a un compañero normal al baño. Me acorde de aquel episodio con Corey, y en poco tiempo estábamos los dos lanzando papel higienico mojado al techo. El legado de Corey vivía en forma de masa pegajosa en el techo.

Ha pasado mas de una década y aun me pregunto que habrá sido de la vida de Corey, espero que haya solucionado sus problemas de comportamiento. Creo que en el fondo solo era un "Jeremy", un niño abandonado que quería llamar la atención.
En cuanto a mi, me doy cuenta que aquella experiencia fue probablemente el primero momento de mi vida donde decidí romper las reglas, el primer momento donde "I didn't give a fuck".

Friday, January 25, 2013

El diccionario manchado

No puedo leer, escuchar o pronunciar palabras; toda letra para mi es sucia.
Es una vida de lamentos no poder ejercitar con el lenguaje mi astucia.
Jabón, sucio.
Escalera, sucio.
El vagabundo detrás de la tienda de candelabros judíos, sucio.

Es mi culpa, lo admito, pues mi diccionario he ensuciado.
La salsa de spaghetti ha dejado su marca, cada pagina ha manchado...

Debí haberle hecho caso mi madre, ella solo quería para mi lo mejor.
"Ya pesas mas de trescientas libras, deja de comer o a toda mujer causaras terror."
Pero al querer quitarme la olla lleno de mi alimento, gran furia vivi.
Y con mi lonchera de Ranma 1/2, fuerte en la cabeza le di.

Había sangre o tal vez deliciosa salsa fluyendo por el suelo.
Al percatarme de la roja cascada, no puedo evitarlo, me desespero.
Llene de spaghetti mi mochila y bolsillos, rápido salí.
Pero lo olvide, que estúpido fui, mi diccionario descansaba ahí.

Fue así que una condena que me duraría toda la vida empezó.
No puedo pronunciar palabra sin sentirme enteramente obsceno.
Cada día es para mi un silencio que lamentablemente debo aceptar.
No puedo evitar durante mis pesadillas en la oscuridad susurrar:

Es mi culpa, lo admito, pues mi diccionario he ensuciado.
La salsa de spaghetti ha dejado su marca, cada pagina ha manchado...

Monday, January 21, 2013

Bienvenido a Realismo absurdo 'ol chap chap!

Saludos guapo/bella lector/lectora (escojan una combinacion, ¿acaso lo tengo que hacer todo?), han llegado a "Realismo absurdo". Este es el blog en donde los hare sentir, los hare sentir tan duro que desearan haber sentido antes. Tambien los hare reir, rier asi: JIJUJAJAJI (la risa debe ser en este orden).
Como pueden ver hay dos historias, les recomiendo leer ambas ya que asi me apoyan a sentirme importante o algo asi I dont fucking know.
Si pueden porfavor comenten su opinion, aun si es para insultarme. Este es el internet baby, felicitaciones o insultos, todo cuenta.
Me despido gente hermosa, sigan siendo sexy y vuelvan de vez en cuando. Salida del escenario a la izquierda, las luces de emergencia lo guiaran hacia la salida en el centro y extremos de la cabina, cheb cheb...

Memorias pasadas: Hospital de niños

De todos los recuerdos de mi infancia, los mas borrosos serian de la época de tratamiento medico en el hospital de niños. A los tres años se me fue detectado leucemia, es sumamente tratable en la niñez y el único vestigio que me quedo fue una larga cicatriz apenas notable.

Se me hace difícil creer que no tenga memorias destacables de experiencias propias de todo el tiempo que pase durmiendo en hospitales. Recuerdo haber jugado Tortugas Ninjas en un SNES con demás niños, haber sacado de la caja de premios un juguete de el Hombre de Lata de El Mago de Oz, ver todo girar a mi alrededor cuando me aplicaron anestesia, nada muy notable.

Los únicos recuerdos dignos de destacar son las de mis relaciones con los doctores y enfermeras que trabajaban y seguramente aun trabajan en esos lugares, es por eso que la gran primera entrada de Realismo absurdo, va para ellos.

Vamos a llamarlo "Janiff", así recuerdo que se pronunciaba. Era medico de India, lo cual es común ver en Estados Unidos. Se que fue muy importante durante mi tratamiento, lastimosamente lo único que recuerdo de el es su bigote, voz fina y sonrisa amistosa. Quisiera poder recordar mas de el.

Pero en este relato nostálgico las protagonistas son las enfermeras (no discrimino a los enfermeros, solo que en mis recuerdos en verdad no existe ninguno), no había duda en que tu le importabas a estas mujeres. Desde conseguirme mi desayuno favorito de huevos revueltos hasta cambiarme la leche de chocolate por una sabor a fresa, parecía que el propósito de ellas era simplemente asegurarse de que estuvieras feliz. Esto me lleva al mejor recuerdo que tengo de las enfermeras: la torta de chocolate.

Durante esa época mi actitud era demasiada serio para un niño. Mientras los demás niños se reían con ellas y las abrazaban, yo les daba una rostro sin emoción, aun así me trataban con cariño.

Pero en mi ultima día de tratamiento, aun no se como fue que el pequeño Cesar les dio a esas enfermeras una gran sorpresa. Les sonrei y las abrace, creo que comienzo con una y después llegaron mas enfermeras a confirmar los rumores y a recibir un poco de amor del chiquillo robot ahora humano.

El mismo día recibí de regalo una torta de chocolate de parte de las enfermeras que nunca probé por mi negligencia hacia el chocolate en esos tiempos y días después en la escuela mi maestra me regalo un gran oso de peluche. Adelantandonos mas de una década después, me arrepiento de no haber probado esa torta, aun creo que debió haber tenido un sabor especial que nunca tendré otra oportunidad de experimentar. También me pregunto si el estar en el hospital había sido la causa de mi seriedad, y al saber que ya no me tocaba pasar mas noches en aquel lugar, mi mente me dejo actuar alegre de nuevo.

Pero al cuestionar todo eso, me doy cuenta que no me interesa obtener una respuesta. Solo quisiera poder decirle al Cesar que estaba en tratamiento que sea un poco mas alegre con aquellas enfermeras, que su única preocupación era que se sintiera feliz en un lugar donde abunda el dolor.

Por mis experiencias propias puedo decir, que las personas que trabajan en aquellos hospitales para niños, son sin duda humanos hermosos.

La refrigeradora fría

Era una mañana hermosa. Al levantarme me estire y observe fuera de mi ventana el bello día que me esperaba. El cantar de las aves se mezclaba con los coquetos susurros del viento, formando una melodía la cual me seducía a pasar tiempo con la madre naturaleza.
Anote estos pensamientos en mi libreta, al lado de los temas de conversión para cuando me encuentre con la chica que me gusta y debajo de mi itinerario de estados para publicar en Facebook.
El día parecía perfecto hasta este momento. Mi estomago me hizo acuerdo de su existencia, hora de prepararme el desyuno. Al llegar a la cocina, me di cuenta que no todo seria perfecto...
Me acerque lentamente a la refrigeradora, nunca nos llevamos bien, ni si quiera cuando aun tenia garantía. Abrí su puerta y estire mi brazo para alcanzar la bandeja llena de spaghetti que mi mama me había traído el día anterior. La falta de calor me rodeo, mi alma fue envuelta por los demonios de los dos polos de la Tierra. No pude soportarlo mas.

- ¡¿Por que siempre eres tan fría conmigo?! - grite de tal manera que me quede sin aliento.

No obtuve respuesta, arroje de vuelta la puerta con la fuerza de mis músculos y de mi decepción. Corrí de aquella tortura... corrí sin mirar atrás.
Había sido víctima de frialdad por parte de mi refrigeradora por demasiado tiempo. Han pasado mas años de los que recuerdo, aun no puedo olvidar aquella sensacion prohibida de calor que me ofrecía cada vez que yo con tanto esmero revisaba su interior para encontrar algo que calmara mis entrañas. Es por esto que he decidido terminar ya mi dolor.
Lo siento refrigeradora, no se que fue lo que hice para que tomaras aquella actitud vacía ante mi. Tal vez fue por el foco que se te quemo y no remplaze hasta después de ocho meses, o porque te deje caer de la camioneta cuando te compre. Sea cual sea la razón, te pido disculpas desde el fondo de mi ser.
Julieta, no te termine porque quería enfocarme en mis estudios para darnos una mejor vida en el futuro. Fue porque habías subido mas de cuarenta libras, y simplemente.... no, asco.
Adiós.